Amanecer en Benllera

Once de octubre, siete de la mañana. Suena el despertador: hoy vamos a ver amanecer en Benllera. Silencio, oscuridad… el pueblo aún duerme.

Sobre las siete y media salimos rumbo al oeste para poder observar la salida del sol por el este. Una luna casi llena luce en un cielo con ligeras nubes. Un mastín nos observa al paso por la calle Rodera. Silencio absoluto. Abandonamos el pueblo en dirección a la bajera del Valle. Los ladridos de los perros de la nave situada a la derecha del camino nos acompañan durante unos minutos. Después, de nuevo el silencio, tan sólo roto por el lejano sonido de algún avión surcando el cielo.

Poco más allá de la bajera del Valle, tomamos la Calleja de los Rebaños y, con el rumor del arroyo, nos encaminamos hacia la Cuesta del Caballo, desde donde observamos Benllera, con sus calles iluminadas por las farolas. Al fondo, más allá de Cantarranas y el Cillerón, comienza a amanecer.

Una leve claridad deja ver una ligera capa de rocío en los prados y un coche, con lenta marcha, se dirige hacia la Barca. En el cielo los tonos rojizos se mezclan con la estela de algún avión y las nubes van desapareciendo. Los pájaros comienzan a cantar.

Con el sol aún oculto tras el horizonte, regresamos hacia Benllera, dirigiéndonos hacia la Vallina  y observando las calles desde lo alto de la calle La Cruz. El rugir de una motocicleta irrumpe entre el trinar de los pájaros. En algunas casas se suben las persianas.

Desde la cuesta, al lado de los depósitos del agua, podemos observar cómo sale el sol. Son las nueve y un coche entra por la calle Real. Los destellos de luz iluminan el Cillerón, el Carrizo, el Soto Arriba, los Llamargos, la Camparrionda, los prados de la Vega, el Coteón, la Fuente Limbrera… y podemos disfrutar de la otoñal vista de los árboles con sus hojas amarillas sobre los verdes prados.

Son ya las nueve y media, Benllera se despereza… es hora de volver a casa y desayunar.

A continuación se muestran algunas imágenes del amanecer relatado y un corto vídeo.